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LA QUINTA COLUMNA

LA QUINTA COLUMNA

Fueron los griegos, durante el cerco de Troya, quienes idearon el primer esbozo de estrategia quintacolumnista. Un gran caballo de madera hueco (elemento tecnológico de asalto), construido por Epeius y ocupado por soldados al mando de Odiseo fue infiltrado como regalo y ofrenda de paz en el corazón mismo de la milicia troyana. A pesar de las advertencias de Laoconte y Casandra, Sinon, espía griego y primer héroe quintacolumnista, logró engañar a los troyanos. Cuando éstos, todavía bajo los efectos de una espantosa resaca, quisieron reaccionar, ya tenían a los guerreros griegos haciendo turismo preventivo; la ciudad fue saqueada sin piedad y la historia, real o inventada, forma parte de la memoria colectiva como un ejemplo destacado de invasión/infección definitiva. A diferencia del anarca jungeriano, emboscado en ese bosque de la resistencia sigilosa, pasiva, invisible, no participativa, el nuevo proyecto de La quinta columna digital propone un Anti-tratado completo de invasión/infección inteligente para socavar, desde dentro, los cimientos del sistema neoliberal y de sus aliados y adláteres. Como si de cibertrotskystas se tratase, la vieja táctica del entrismo revolucionario cobra vida de nuevo en la confianza de que, más allá de formar partidos leninistas, lo que se precisa es la integración en los partidos y sindicatos socialdemócratas para fomentar desde dentro, desde el centro del poder globalizado, la construcción del partido revolucionario, es decir, del engranaje emancipatorio de toda la vida. No hay más que observar de cerca la imagen de la célula de jóvenes agentes quintacolumnistas que encabeza esta nota para comprobar que el sistema se enfrenta a un enemigo terrible. Como bien indica Tomás Maldonado en la presentación de La quinta columna digital (panfleto de introducción al movimiento quintacolumnista perpetrado por el colectivo Cibergolem) el concepto de quinta columna procede, originariamente, de la jerga táctica y militar de los fascistas durante la guerra civil española, y ha sido aplicado, posteriormente, en muchas lenguas y situaciones conservando, en líneas generales, su sentido inicial. La diferencia es que ahora, en manos de Andoni Alonso e Iñaki Arzoz (dos de los cabecillas del movimiento quintacolumnista), se nos presenta como herramienta posible contra un poder omnímodo que, curiosamente, como bien señala Maldonado, utiliza las mismas armas en su estrategia de perpetuación y dominio. “La propia globalización -señala acertadamente Tomás Maldonado- funciona ya como una estrategia sustancialmente quintacolumnista, una estrategia cuyo objetivo es hacer peligrar la estabilidad económica, social y política de los países-nación”. La confrontación entre quintacolumnistas, pués está servida. Otro mundo (otra globalización) es posible o, al menos, visto lo visto, se hace aconsejable, pero ¿serán útiles, en esta tarea, las herramientas que la quinta columna digital pone a nuestro alcance? Creo, sinceramente, que capítulos del libro de Cibergolem como el dedicado al humor responden a esta pregunta y que, además, como en otras ocasiones, la respuesta a la misma (en contra de lo que pensaba Dylan) no está en el viento: la respuesta, ahora más que nunca, descansa en nuestros ordenadores. El tiempo dirá si somos o no capaces de construir/habitar nuestro propio Caballo de Troya. Mientras tanto, la cita de John Wyndham (The Midwich Cuckoos, 1957) con que Cibergolem abre sus propuestas, deberá figurar en todas nuestras maravillosas pesadillas:

“Te haré una pregunta. Si quisieras desafiar la supremacía de una sociedad bastante estable y muy bien armada, ¿qué harías? ¿La enfrentarías en su mismo terreno, desencadenando un ataque probablemente costoso y ciertamente destructivo? O, si el elemento tiempo no tuviera gran importancia, ¿no preferirías acaso recurrir a una táctica más sutil? ¿No tratarías, por ejemplo, de introducir una quinta columna, para desencadenar tu ataque desde adentro?”.
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NOTA: Outsiders wittgenstenianos de nuevo cuño, amantes de la ciencia ficción, disfrutamos con trabajos como De cómo criar al Alien quintacolumnista (la ciencia ficción como laboratorio estratégico), que Andoni Alonso pone a nuestra disposición desde la plataforma quintacolumnista. Señalar, además, que Andoni nos obsequia con un nuevo (e inesperado) regalo: una ampliación en forma de nuevo capítulo de su tesis parcialmente publicada en el 2002, El arte de lo indecible (Wittgenstein y las vanguardias). Nada más y nada menos que “Ciencia Ficción y Filosofía”, es decir, lenguajes alienígenas encriptados y filosofía del lenguaje wittgensteniana. Sólo nos queda esperar a que Andoni proceda a las ciberseñales de humo necesarias para seguir la pista a esta imprescindible herramienta. Díganos, Andoni, si es usted tan amable, dónde, cómo y cuándo. Le estaremos eternamente agradecidos.

1 comentario

Otis B. Driftwood -

Hacía tiempo que no coincidíamos en temas, amigo mío: tú de palabra, yo de lectura.

Leo ahora \"El Hombre que fue Jueves\", de Chesterton, donde se cuenta la historia del policía poeta Gabriel Syme, que toma el papel de quintacolumnista maniatado por su sentido del honor: sabe lo que tiene que hacer, sabe contra quién tiene que hacerlo, y sabe que no puede hacerlo por una promesa anterior. Una paradoja que no le impide seguir su curso y que llevará, como es inevitable en Chesterton, a una solución imprevisible y completa, lo que no quiere decir necesariamente que sea una solución cien por cien satisfactoria.

Ni siquiera la solución del Caballo de Troya lo fue: los hombres de Ulises y Agamenón acabaron para la Historia como sanguinarios traidores. ¿El quintacolumnismo tiene más de científico o más de romántico?

Un abrazo.